Día 6. Cisjordania: Jericó y Mar Muerto.

21 de Julio de 2018. Sabbath y Tisha BeAv.

 Nos acercamos en coche a Almoq Junction, un puesto de gasolina y tiendas en la carretera 1 cerca de la salida hacia la ciudad de Jericó.

De camino a Jericó en la carretera 1.

 Teníamos ganas de visitar la ciudad, por ser quizá la primera ciudad de la historia con unos 10 mil años de antigüedad, y conocer el Monasterio de la Tentación, situado en el monte donde Jesús fue tentado por el diablo y donde se encuentra la cueva que la tradición identifica como aquella en la que Jesús ayunó por 40 días.

Nuestro coche tenía matrícula israelí, y como está prohibida la entrada de ciudadanos israelís, bajo peligro de muerte, a zonas gobernadas por el Estado de Palestina, teníamos algo de miedo e intentamos negociar que algún taxi palestino nos llevara a Jericó.

Cartel de aviso al entrar en zona A bajo autoridad Palestina.


Sin embargo, además de que nos querían cobrar caro el taxi, no nos pareció práctico ni seguro. Observamos algunos coches y furgonetas con matrícula israelí entrar en la carretera dirección a Jericó, así que nos animamos y fuimos nosotros también, no sin miedo de ser detenidos o encontrarnos en alguna situación violenta. A medida que nos adentrábamos en Jericó y veíamos coches circulando y aparcados con matrícula israelí, nos empezamos a tranquilizar. Después de parar varias veces para comprobar que otros coches israelíes se adentraban más en la ciudad, finalmente conseguimos aparcar al lado del teleférico de subida al Monte de la Tentación, y conseguimos visitar el monasterio.


Teleférico de Jericó, a 223m bajo el nivel del mar.

Monasterio de la Tentación (arriba a la derecha), Jericó.

Recogimos el coche y fuimos en dirección al Mar Muerto, a pasar unas horas en Kalia Beach, donde se podía aparcar el coche y entrar en unas instalaciones acondicionadas (pagando), con duchas, sombrillas y un bar (The Lowest Bar in the World), que por estar en el Mar Muerto, está a 420m debajo del nivel del mar.


Kalia beach, en el Mar Muerto.

 El agua estaba muy caliente, no se trata precisamente de tomar un baño refrescante, el agua tiene un porcentaje de sal altísimo, por lo que se flota muy fácilmente, y a la menor herida en la piel o salpicadura de agua en un ojo, arde muchísimo, hay que tener extremo cuidado.

Es posible leer flotando en el Mar Muerto.

Tras un par de horas el calor empezó a parecernos difícilmente soportable, y decidimos volver a Jerusalén. En el complejo de Kalia Beach hay una tienda de productos bastante interesante, así que antes de volver acabé comprando un par de botellas de vino israelí de la bodega Barkan (Tzafit Assemblage 2012 y Collection 2016 Cabernet Sauvignon), a un precio razonable.

En nuestra vuelta a Jerusalén, dentro de la ciudad entramos con el coche sin darnos cuenta en unas calles cerradas al tráfico debido bien al Sabbath o a Tisha BeAv, había muchos judíos paseando y nos empezaron a mirar con caras extrañas no muy amigables, un hombre amablemente me indicó cómo salir de la zona prohibida a la circulación, pero antes de salir, unos niños nos golpearon propositalmente el coche con una pelota. Creo que mi aspecto era un poco árabe ;).

Debido al Sabbath, todas las tiendas y restaurantes estaban cerrados, sólo pudimos comer un Falafel Pita en un puesto árabe junto a la puerta de Jaffa.

Y así es como termina nuestro viaje. Al día siguiente volvimos a Madrid en un vuelo tranquilo. Recordaremos todo lo que vimos y sentimos como algo realmente fascinante durante toda nuestra vida, y nos quedamos con muchas ganas de volver en el futuro.


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